Historia Sagrada. Antiguo Testamento: Caín y Abel, Adán y Eva, el arca de Noé, el santo Job, la Torre de Babel, Sodoma y Gomorra, las trompetas de Jericó…

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Revisión de 13:04 18 nov 2017 por Mariacarmona (Discusión | contribuciones) (El juicio de Salomón)

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"Adán y Eva"

Algunos episodios célebres del Antiguo Testamento

Adán y Eva

Adán y Eva en el Paraíso

Se dice, según la religión judía, que, hace millones de años, Adán y Eva fueron los primeros seres humanos que habitaron la Tierra. Hizo Dios, primero, a Adán con un poco de arcilla a la que insufló vida. Pero al darse cuenta de que no tenía compañera, dijo Dios: "No es bueno que el hombre esté solo". Y de una costilla de Adán, hizo a Eva, la primera mujer. De aquí viene la expresión: "Ahí viene mi costilla", refiriéndose el hombre a su esposa o compañera.

Adán y Eva vivían en uno de los lugares más perfectos del planeta, que era el Jardín del Edén, donde crecían flores y plantas sin existir ninguna mala hierba y donde nuestros antepasados obtenían el alimento sin esfuerzo ninguno. Dios les dejó un mensaje claro, que era que tenían que vivir en paz y armonía en aquel maravilloso jardín, poner nombre a los diferentes animales y bajo ningún concepto comer las manzanas que producía el árbol del conocimiento del bien y del mal, porque, si lo hacían, morirían.

Convivieron allí muy felizmente Adán y Eva con los animales hasta que, un día, una serpiente -que no era sino una encarnación del demonio- les retó a comerse la manzana (aunque lo tenían prohibido por Dios). Eva comió primero e hizo comer a Adán. Y Dios se dio cuenta y los maldijo y expulsó del Paraíso, condenándolos a ser mortales, a parir con dolor los hijos y a tener que trabajar para vivir.

Y desde entonces, por la desobediencia de nuestros primeros padres, los seres humanos nacemos condenados a la muerte, al dolor y al trabajo. Según la teología cristiana, los hombres nacemos por culpa del error de Adán y Eva con el llamado "pecado original", una falta de nacimiento de la que solo se libro, según la Biblia, la Virgen María, quien ya nació pura, pues habría de ser la madre de Dios.

Caín y Abel

El arca de Noé

La travesía del desierto y el maná

La Torre de Babel

La paciencia del santo Job

Job es la figura que aparece principalmente en el "Libro de Job" en la Biblia, donde Dios autoriza al ángel caído (Lucifer o Satán) a someter al santo a duras pruebas para que este demuestre su fidelidad al Creador.

Job tenía 7 hijos y 3 hijas, era ganadero y contaba con numerosos amigos y criados. Vivía en la tierra de Uz, ciudad mencionada como parte del reino de Edom. Satán le dice a Dios que el amor de Job se debe a las bendiciones divinas, no a que le ame de verdad. Entonces, Yahvé le permite a Satán probar la integridad del santo varón enviándole terribles pruebas. Dios solo puso una condición: No quitarle la vida a Job. Satán decide producirle múltiples desgracias, como la enfermedad de la sarna, la muerte de su ganado, la pobreza, la muerte de sus hijos... y muchas más.

El periodo de prueba termina y Job demuestra su fidelidad al Señor, quien le devuelve su anterior felicidad doblada. Aunque no devuelve la vida a sus primeros hijos, le concede el don de tener más descendencia, un total de catorce hijos y tres hijas, entre los que repartió su cuantiosa herencia.

Debido a su bondad, paciencia, fidelidad a Dios y legado, Job es un tzadiq para la tradición judía, un hombre que antepone los intereses de su prójimo a los suyos propios.

En el contexto de la tradición católica, Job es considerado santo; la Iglesia católica lo acoge como modelo de santidad y entra en el santoral, siendo festejado el día 10 de mayo.

Las trompetas de Jericó

Judith y Holofernes

David y Goliath

El juicio de Salomón

El juicio del Rey Salomón

El relato bíblico del Juicio del Rey Salomón constituye un brillante ejemplo de la importancia de la humildad y de la sabiduría cuando tenemos la responsabilidad de dirigir las riendas del poder. Trata de la historia de dos mujeres que vivían juntas y habían dado a luz a sus hijos con diferencia de tres días. Una noche, uno de los bebes murió porque la madre se había acostado sobre él causándole la muerte. Al darse cuenta de esto, la madre del bebé muerto, inmediatamente intercambió los bebes sin que la otra madre se diera cuenta. Pero al despertar, la verdadera madre reconoció que aquel bebé muerto no era el suyo y así es como empezó la discusión. Para resolver este problema se acercaron al Rey Salomón para que él las ayudara a encontrar la verdad.

El Rey Salomón era un rey joven que no le había pedido a Dios ni riquezas ni larga vida, ni la vida de sus enemigos. Lo único que quería era la sabiduría que viene de Dios. Con esta sabiduría se orientaría en todos sus actos y le daría acierto en las decisiones que debía tomar como Rey.

—Una de vosotras dice: «El que vive es mi hijo», y la otra dice: «No, es mi hijo el que vive». ¡Traedme la espada!

El Rey ordenó que uno de sus guardias matara al bebé que aun estaba vivo, que lo partiera en dos y le diese una mitad a cada madre. La verdadera madre se puso de rodillas y le imploró al Rey que no lo hiciera y que le diera el bebé a la otra madre. Ella, mintiendo, declaró que no era su bebé. Lo amaba tanto que prefería renunciar a él antes de verlo morir. La otra madre contestó que dejara que el bebé sea partido en dos y que ni ella ni la otra madre se llevara ni un pedazo de él. El Rey en realidad no tenía intenciones de matar al bebé ya que era una trampa para lograr la reacción de las mujeres. Al ver sus reacciones se dio cuenta quién era la verdadera madre. Inmediatamente ordenó que el bebé sea entregado a la primera mujer y que no fuese matado ya que ella era su madre.

El juicio pronunciado por el Rey llegó a oídos de toda Israel y es así como cobraron respeto al Rey. Con este acto de justicia la gente vio que el Rey tenía una sabiduría divina con la que hacer justicia.

Salomón y la reina de Saba

NOTA: Puede verse la entrada de Letr@herida, blog de literatura
La adivinanza de la reina de Saba

Jonás y la ballena

El profeta Daniel y los leones

Sansón y Dalila

Sansón y Dalila

Antes del reinado de Saúl y de David, cuando las tribus de Israel vivían separadas unas de otras, los israelitas comenzaron a adorar a Baal y Astarté. OfendidoYahveh, puso a los israelitas en manos de los filisteos durante cuarenta años. Pero cuando clamaron a su Dios, éste se apiadó de ellos y decidió enviarles un salvador que los liberara de su opresión. Así pues, Yahveh envió un ángel a la morada de Manóaj, cuya mujer era estéril. El ángel reveló a la mujer que pronto concebiría un niño, salvador del pueblo de Israel. Tal y como afirmó el ángel, la mujer de Manóaj quedó encinta y dio a luz a un niño, que se llamó Sansón. El espíritu de Yahveh lo bendijo con fuerza sobrehumana.

Cuando fue adulto, Sansón se hizo nazireo o nazareo, y recogió su largo cabello en siete trenzas, como solían hacer aquellos. Los nazareos eran hombres consagrados a Yahveh que se abstenían de vino o bebidas embriagantes, no se cortaban el cabello, no podían acercarse a los muertos y poseían una fuerza espiritual especial.

Cuando Sansón quiso tomar por esposa a una mujer filistea de Timná, sus padres se opusieron. Sin embargo, era la voluntad de Yahveh que Sansón desposara a una filistea, pues así los filisteos atraerían la desgracia sobre sí mismos. Así pues, Sansón marchó a Timná y de camino a la ciudad se topó con un fiero león. El espíritu de Yahveh se introdujo en él y le dio fuerza para despedazar a la fiera con sus manos desnudas. Sansón desposó a la mujer filistea y celebró un banquete junto a ella.

Durante el festín, Sansón propuso un acertijo a los treinta hombres que lo acompañaban y prometió entregar a cada uno de sus compañeros una túnica y un vestido si lo resolvían. Tras sonsacarle la respuesta, su mujer se la contó a sus compañeros y, cuando éstos solucionaron el acertijo, enfurecido, mató a treinta hombres de Ascalón, los despojó de sus vestidos y pagó con ellos a sus compañeros para saldar su deuda.

Sansón derribando las columnas

A continuación, Sansón abandonó a su mujer por un tiempo. Cuando regresó en su busca, su suegro le contó que se la había entregado ya a otro hombre. Ofendido, Sansón incendió los cultivos filisteos y, cuando éstos salieron a buscarlo, mató a mil de ellos golpeándolos con la quijada de un asno.

Más tarde, viajó a Gaza, donde se unió a una prostituta. Durante la noche, planeando tenderle una emboscada al despuntar el día, sus enemigos bloquearon la entrada a la ciudad para que no escapara. A media noche, sin embargo, Sansón caminó hacia las puertas de la ciudad, las arrancó con sus manos, se las echó a la espalda y se las llevó, escapando así de la emboscada.

Después, se enamoró de una mujer del valle de Sorec llamada Dalila. Cuando Sansón se unió a Dalila, los príncipes de los filisteos ofrecieron a la mujer miles de siclos de plata a cambio del secreto de la fuerza del héroe. Primero Sansón se burló de ella dándole respuestas falsas. Pero ella insistió, fingiendo gran tristeza, hasta que consiguió que Sansón confiara en ella y se sincerara. Le confesó así que, si alguna vez se rasurara la cabeza, perdería toda su fuerza y sería como un hombre cualquiera. Cuando aquella noche Sansón se quedó dormido sobre las rodillas de Dalila, ésta ordenó a un filisteo que le cortara sus siete trenzas de nazireo. Y cuando se despertó, los filisteos se lanzaron contra él. Aquella vez no pudo derrotarlos, ya que había perdido su fuerza por la traición de Dalila. Los filisteos le arrancaron los ojos y lo forzaron a dar vueltas atado a la piedra de un molino. El héroe vivía ahora encadenado como un esclavo, pero Yahveh planeaba la derrota de sus enemigos.

Cuando los príncipes filisteos se reunieron con el propósito de ofrecer sacrificios a Dagón, su dios, llevaron a Sansón al templo para burlarse de él. Encadenado entre dos gruesas columnas, Sansón soportó las risas y burlas de los más de tres mil filisteos que allí había. Humillado por sus enemigos, el héroe tanteó las columnas que lo flanqueaban y pidió a Yahveh que le diera fuerzas tan sólo una vez más. Yahveh escuchó su petición, entonces Sansón exclamó: "¡Muera yo con los filisteos!"

Acto seguido, derrumbó las columnas y el templo cayó sobre él y sobre sus enemigos. De esta forma, llevó la muerte a incontables filisteos y liberó a su pueblo de la tiranía, tal y como había dispuesto Yahveh cuando los israelitas imploraron su ayuda.

Sodoma y Gomorra

Bibliografía, webgrafía

  • CALERO HERAS, José, "Tema 1. Literaturas orientales", en Literatura universal. Bachillerato. Barcelona, Octaedro, 2009, pp. 14-19.
  • IBORRA, Enric, "Tema 1. Antigüedad (I): Literaturas orientales", en Literatura universal. Bachillerato. Alzira, Algar, 2016, pp. 7-32.

Edición, revisión, corrección

  • Primera redacción: abril 2017, Letraherido; noviembre 2017, Soraya Fuentes, Miriam Ara
  • Revisiones, correcciones: Letraherido